Jamie, un niño de 10 años, cuenta la historia de una tragedia que destroza a una
familia después de un ataque terrorista; y cómo cada uno se las arregla para
recomponer su vida.
La lucha de Jamie por recuperar a su familia desgarra y conmueve, pero está también llena de humor y esperanza. Su voz tiene tanta fuerza que uno no puede evitar ponerse de su parte y ver el mundo a través de sus ojos.
No había leído nada de la autora y me ha gustado mucho. Un libro diferente que hace sacar distintas emociones: es tierno, es divertido, es triste... es muy realista.
El libro está narrado por un niño de 10 años, Jamie, y de verdad yo me creí que me lo contó él, con esa inocencia que tiene un niño de esa edad.
El libro no tiene diálogos, es todo narración pero no se hace pesado en absoluto.
La historia nos cuenta que Rose, la hermana gemela de Jas, y hermanas de Charlie, murió cuando él era muy pequeño y por eso no lo recuerda, y no entiende muy bien porqué Rose y su padre siguen tan apenados y tristes después de 5 años. Tienen una urna con sus cenizas en la repisa de la chimenea y todos los cumpleaños su padre deja un trozo de tarta al lado; no entiende porqué su padre no se hace cargo de ellos que son los que están vivos. Por otra parte, sus padres están separados y Jamie tampoco entiende porqué su madre no le va a ver, ni le envía regalos.
De repente, en el colegio, conoce a Sunya, una niña musulmana, pero al principio siente cierto rechazo hacia ella, porque siempre ha escuchado comentarios negativos en contra de los musulmanes ya que un ataque terrorista acabó con la vida de su hermana. Y ahí comienza una bonita amistad...
Me ha gustado el libro, muy fácil de leer y ameno. Recomendado.
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